Durante Febrero, nos fuímos de viaje a Polonia. Como no podíamos salir del teatro en el que nos hospedabamos (y que conste que no eramos actores), nos tuvimos que entrener probando la comida polaca del lugar. No había mucha ni nadie que cocinará, así que tuvimos que recurrir a nuestros instintos felinos. Esto fue lo que encontramos.
Había una fruta que sabía a col con textura de jicama. No me acuerdo como se llama.
Jené se volvió adicto al café y a las galletas.
Y yo a los embutidos, en especial la Kielwasa.
El pescado no lucía nada apetitoso.
Jené se apropio del jugo de durazno...
y me dejo el de tomate... Iaaaaaggghhhhh!!!
Quisó hacer lo mismo con la mermelada de fruta...
...pero no se lo permiti.
Enojados, no nos dirigimos la palabra durante la cena, yo comía sopa de cebolla y Jené pancakes...
Como todos los hermanos, para el postre ya estabamos contentos. :)